sábado, 28 de junio de 2008

el café del gato (o la pérdida de la práctica del rollo)


no sé si caí por el packayin o por el nombre de mr. dumas o por el precio, o por todas esas cosas juntas. la cosa es que sin dudarlo adqurí el café del gato dumas, con una vaga fantasía de placer, quizá colombiano. no tenía forma de café, no tenía sabor a café, no tenía color ni siquiera olor a café. no se puede tomar. no se puede oler. es un no -café, amparado bajo el nombre de un buen señor, que dedicó su vida al paladar. quién nos castiga con esto. quién nos engaña de esta forma. he perdido la práctica de escribir rollos, y este rollo me aburre sólo de escribirlo, no creo poder leerlo siquiera. sólo sé que ahí está, el café del gato, único, a fin de mes, reinando ahora mezclado con un resto de café la virginia, que no logró mejorar la situación. así que al que quiere café, que lo sufra. al menos por hoy.

2 comentarios:

luks dijo...

con el tiempo uno se encarinia con los gatos


pero con este ta dificil parece

lady rolliza dijo...

a mi ese gato siempre me dio un poco de acidez.