rollo de fin de año III (de V): el balance

Solía tener la costumbre de hacer el balance en diciembre, del año que había pasado, vivido, sufrido, superado. En el encabezado (siempre con la máquina de escribir olivetti verde que me acompañó mientras era estudiante) ponía el año, que empezaba con un 1 y seguía con dos nueves. El que variaba era el número final. Y anotaba, por mes (porque no era tanto ni tan emocionante lo que pasaba en mi vida) los hitos o los momentos importantes que podían ir desde comprar un radiograbador doble cassettera, a recibir una visita de un pariente, a que me empezara a gustar X grupo de música, o un chico, o que fuera de paseo a un lugar que no conocía. Mantuve ese costumbre hasta el año 2001, cuando, a mis 26, intenté hacer mi BALANCE, y me di cuenta que por meses, era mucho, confuso y complicado lo que podía hacer, y probé, ensayé, hacerlo por temáticas: amiga A., amiga B. (nuevas amigas), Fulanito, Menganito y Perenganito (varones), dinero, trabajo, escribir, etc etc etc. y sólo fue escribir unas pocas líneas para darme cuenta que hacer un balance era imposible. No tenía el cerebro en condiciones de balancear nada, salvo a sí mismo, balancearse de aquí para allá. Desde entonces, perdí la costumbre de hacer balances, así como los hacía antes, por escrito, ordenadamente, aunque suela repasar mentalmente el año que se está yendo. Este 2007 fue horrible por un lado, tranquilo y bello por otro, oscuro y luminoso, sin salida y esperanzado. Así que por momentos, ahora que empezó diciembre, me tienta un balance. Pero probaría un nuevo sistema (todos deben tener el suyo): sería algo así como asignar puntajes a los eventos, un puntaje positivo o negativo y hacer la cuenta. la suma, el balance. y mirar, sin enrrollarse, solamente el resultado. A ver cuanto da.