domingo, 19 de agosto de 2007

El rollo de la ilusión (Todos tenemos alguna)

Una ilusión es como un hamster. La cuidamos, la alimentamos, la protegemos en su fragilidad. Ella aparenta llevar una vida independiente de nuestra presencia. Se dedica a girar y girar sobre el eje de su rueda. Y nosotros la miramos y nos embelesamos. Es nuestra mascota. De vez en cuando la alzamos y le hacemos caricias como muestra de cariño. Constatamos que esté ahí antes de acostarnos y al levantarnos. Hasta que un día el hamster (la ilusión) se muere. Y pensamos que ya no vale la pena tener otro/a. Pero, inevitablemente, encontramos otro hamster (otra ilusión) que ocupe el lugar del/de la anterior. Porque la peor, la más ciega de las ilusiones, es la ilusión de que nunca más volveremos a ilusionarnos. De que nunca más volveremos a encontrar otro hamster como el que teníamos antes.

3 comentarios:

Cloe dijo...

de momento, gran rolo, yo tengo un hámster ciego, irreversiblemente ciego... al menos eso dice el oculista que me atiende el cuore.

Eugenia dijo...

Ay Rolo usted si que es el oso cariñoso (o el pequeño pony) de este blog.
jiji

Eugenia dijo...

Cloe, alimentá tu ilusión
y que sea supersport
no cuesta nada
abrazos