domingo, 5 de agosto de 2007

El rollo de la muerte

Hace tres meses se murió Panchito. Hoy se murió su dueño. Quizás ya estén juntos de nuevo. Yo sabía que detrás de uno se iba a ir el otro, pero ahora que pasó me cuesta convencerme. La muerte aturde y sacude, por muy previsible que sea. Es un castigo o una bendición, el fin de la vida o el comienzo de lo eterno. El dueño de Panchito se murió sin contarme a dónde escondió esa carta de amor que me llegó a su casa en el verano de 1979. "No conviene que se ponga de novio tan pendejo", le dijo a mi vieja. Y torció mi destino con ese argumento. Buscando entre sus cosas, quizás encuentre ese sobre. La muerte tiene siempre la manía de abrir y cerrar historias. Desde Homero hasta Quentin Tarantino han apelado a ese recurso... ¿por qué la vida real no habría de hacerlo?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Encontraras ,en uno u otro sentido ese sobre, no lo dudes. Estoy segura.
Ceci C. (missis royal)

Anónimo dijo...

la muerte tiene la manía de abrir y cerrar cosas...la muerte puede llenar o vaciar, la mala muerte la buena muerte,ante todo una buena muerte para panchito!

Eugenia dijo...

uf rolo, te acompaño...

Anónimo dijo...

un beso
analía

Dirty dijo...

El dueño de Panchito vivió 90 años y se murió en cinco días. No sé si tuvo una buena vida. Pero creo que tuvo una buena muerte. ¡Todavía no encontré el sobre!

Anónimo dijo...

bueno que bueno que al menos haya tenido una buena muerte
salud al dueño de panchito