a) las paredes nunca mienten
Me acuerdo exactamente cuando empezó. Ni siquiera sabía que eso que me estremecía era un efecto que causaba algo de metal, caucho o plástico, que se 'encajaba' en la trompeta, y se llamaba sordina. Porque el estremecimiento venía de la trompeta, con sordina. El comienzo entonces fue una serie de televisión que daban a la medianoche (horario ideal para la sordina), de un señor que tenía un programa de radio muy cool, que recibía llamados telefónicos de gente solitaria (más ideal aún para la sordina). Y él, que era también un alma solitaria, los escuchaba. Y yo, esperaba la serie, pero sólo para escuchar sonar esa sordina, en esa trompeta, en los títulos de apertura. La sordina modifica la intensidad, el timbre, el sonido. Pasaron muchos años de esa serie de la medianoche y aún hoy la sordina me estremece, me conmueve, me toca. En algún momento llegó Miles a mi vida (el ¿famoso trompetista de color? -si el chiste vale). Y las sordinas adquirieron otra magnitud. Pasaron a ser algo mágico, cuyo efecto en mí, me es imposible controlar. La sordina, como tantas otras cosas, me transporta, me enamora, me desarma. Me emociona, claro. La trompeta sin sordina, yo no sé por qué, no me causa el mismo efecto. La sordina en otro instrumento, la verdad, tampoco. Y Miles, que es Miles, no solamente Mails. Miles, millones, trillones. Y vos, que sos como una sordina para mí, y en realidad más. Como Miles, y un poco a veces, como Mails.
Cuando más desprevenidos estamos, el rollo se desata. El rollo inesperado es uno de los mayores rollos, porque nos encuentra indefensos, impertérritos, anonadados. No necesariamente el rollo inesperado es un mal rollo. A veces puede constituir una grata sorpresa. Su esencia consiste en pasmarnos con su irrupción. Por eso, es muy útil para el ciudadano moderno conocer las diez frases detrás de las cuales se puede esperar un rollo inesperado.
Yo le mandé un mail
Él me llamó por teléfono
Él me invitó a salir
Cena besos sabanas desayuno
Yo lo invité a salir
Cena besos sabanas desayuno
Él me dio su msn
Yo lo agregué
El no me habla por msn
Nunca aunque nunca sea poco tiempo.
El y Yo aun no volvimos a vernos.
Yo descubrí un rollo
Ahora sí todo de corrido porque la energía de un descubrimiento lo merece. Para qué tantas medialunas y tantas secciones de diarios y tanta espontaneidad para encontrarnos si después soy invisible en el msn!El chat y los amigos es una cosa, el chat y los muchachos es como la panadería para una silueta a dieta. Claro me enganché con el rollo que descubrí pero no lo estoy contando.
Sras y Srs con ustedes :
el rollo de sufrir al que te da soga con metraje y te la saca de un minuto a otro.
Por favor si alguien conoce un alpinista comente.
La cosa es que yo decidí que mi economía, mi escoliosis y mi apagada festividad coincidían en que no era buena idea eso de ir a ver a Soda Stereo. Aparte qué onda con eso de juntarse a robarle el dinero a los argentinos. Primero los sea monkeys (simonkis) después los anteojos de 360 todo para ver y ahora esto. Conmigo no cuenten. Días después me puse a escuchar viejos éxitos de la época en que se parecían a Robert Smith, ya se especulaba con qué tema iban a abrir y en la radio sonaban todo el tiempo, hubo un lanzamiento y me di cuenta que no me podía perder la ocasión de verlos, era la última oportunidad, un día histórico, aparte en pocos años crearon grandes clásicos, bueno ahora no me salen los nombres pero estaban buenos che. La banda más popular de Latinoamérica. El fervor de los días previos fue in crescendo y todo el mundo ya tenía entrada. Tímidamente entré a internet donde me enteré que la entrada que quedaba costaba doscientos sesenta mangos. Suficientes para recordar que seguro que Cerati iba a decir gracias totales, iba a arengar al público a hacer pavadas y la verdad, la verdad que a mí Soda Stereo no me gustó nunca.
¿Llamo o no llamo? Qué rollo ése, ¿no? Tenemos un número de teléfono y a una persona del otro lado que quizás nos atienda. Si nos atiende, quizás le provoque alegría nuestra llamada. Si le provoca alegría, quizás lo demuestre. Si lo demuestra, quizás nos de pie a que haya un encuentro. O sea, si nos remitimos al simple cálculo de probabilidades, las circunstancias nos condenan, pero...1) Fue ella la que me dio el fono aquella vez en el Rita de Dinosaurio. Me dijo: “¿Tenés mi teléfono vos?”. Ella trabajaba en un negocio en la Precedo. Le gustaba Johnny Depp. La llamé. Fuimos al cine a ver “Erase una vez en México”. Touché.
2) Fue ella la que me dio el fono aquella vez en la pista pop del Ojo. Me dijo “Anotá mi fono y llamame que me quedo hasta el miércoles”. Ella vivía en Buenos Aires. Le gustaba el reggae. La llamé. Fuimos al “Bob Marley Day” en el Luna Park. Touché.
3) Fue ella la que me dio el fono aquella vez en Babylon. Me dijo “Te paso mi número así me llamás para venir a la Retro”. Ella era profesora de música. Le gustaba Francisco Bochatón. La llamé. Me atendió el padre y me dijo que ella no estaba y que ese teléfono era de él...
Y bueno. Son las reglas del juego. Si no hubiese llamado, tampoco la hubiera vuelto a ver. Las probabilidades, en ese caso, se reducen a cero.
Cinco maneras de mandar todo al carajo
- Evadirse
- Insultar
- Remar
- Morirse
- O seguir el rollo de
Tolerancia Cero a los perdedores que, ante el primer desfasaje, se cobijan en su ruina impidiendo el ingreso del cariño de quienes estamos del otro lado. Tolerancia Cero a los que dicen palabras solemnes, a los que plantean su obra como algo único, a los que viven en un altar desvencijado y están convencidos que lo único que los salvará son los libros. Tolerancia Cero a los que se resguardan en su aparente locura para actuar con impunidad. Tolerancia Cero a los supuestos amigos que se regocijan en el chisme, por temor a mirar la devastación propia. Tolerancia Cero a los acumuladores de anécdotas rancias que se suponen divertidos por fuerza de la repetición de esquemas. Tolerancia Cero a quienes utilizan una lengua que no es propia para decir las peores cosas, con el filtro del desentendimiento ajeno. Tolerancia Cero para quienes gustan demasiado de las formas y se enroscan en ellas para no sentir ni decir nada, ni siquiera algo insignificante o desagradable. Tolerancia Cero para los que no se animan a llorar, gritar, desarmarse, golpearse la cabeza contra las paredes en los momentos de desesperación.
Hacía más o menos diez días que no posteaba, aunque con los cambios de personalidad, los post indican que hace en realidad más tiempo. Los posts de Miss Rollo de hace X tiempo, hoy parecen firmados por otra, claro que soy yo, pero está mal blogger, porque entonces era Miss Rollo, y no otra. ¿Como puede ser qué ahora todo lo que missrollo (así todo minúscula y pegado) subió, ahora sea de otra?
Siempre sostuve que para ser justo hay que dar a cada cual según lo que es capaz de entregar. Si alguien nos ofrece bondad, para ser justos debemos pagarle con la misma moneda. Y no sólo eso: para ser justos con quien nos ofrece bondad, debemos darle un trato privilegiado con respecto a quien nos hace daño. Porque si tratamos de igual manera al bondadoso que al dañino, estamos siendo injustos con el primero.
"(...) si un hombre, un hombre sincero y desesperado…, ama a una mujer con todo su corazón, si está dispuesto a cortarse las orejas y enviárselas por correo, si es capaz de sacarse la sangre del corazón y volcarla en el papel, saturar a esa mujer con su necesidad y anhelo, asediarla eternamente, no puede ser que ella lo rechace. El hombre más feo, más débil, el hombre más indigno, ha de triunfar por fuerza, si está dispuesto a dar hasta la última gota de su sangre. Ninguna mujer puede rechazar el don del amor absoluto".
Dicen que Tiësto es el DJ number one. Mucha gente pagó 70 pesos para verlo en Carreras. Qué bueno para ellos, ¿no? Lo que es yo, suelo sospechar de los que dicen ser number one. A los engrupidos yo les pregunto ¿quién te creés que sos? 
“Qué puedo decir. Un poco de hilo, agujas, un libro o un hombre, es lo mismo”
(Vittoria en L'Eclisse, 1962).
Una posición clásica, en la que el amigo se revela como un misionero de la amistad. Para que su amiga se sienta bien, el amigo es el que empuja la relación, mientras ella se deja llevar. La amistad saldrá fortalecida... y los músculos del amigo también.
La amistad no es algo accidental. Los amigos se escogen mutuamente. Y ésta es la posición que le otorga mayor fluidez al vínculo. Además, le da un sabor especial a la relación, que ayuda a superar las amarguras. Los amigos aprenden que, estando unidos, no existen los malos tragos.
