La cosa es que yo decidí que mi economía, mi escoliosis y mi apagada festividad coincidían en que no era buena idea eso de ir a ver a Soda Stereo. Aparte qué onda con eso de juntarse a robarle el dinero a los argentinos. Primero los sea monkeys (simonkis) después los anteojos de 360 todo para ver y ahora esto. Conmigo no cuenten. Días después me puse a escuchar viejos éxitos de la época en que se parecían a Robert Smith, ya se especulaba con qué tema iban a abrir y en la radio sonaban todo el tiempo, hubo un lanzamiento y me di cuenta que no me podía perder la ocasión de verlos, era la última oportunidad, un día histórico, aparte en pocos años crearon grandes clásicos, bueno ahora no me salen los nombres pero estaban buenos che. La banda más popular de Latinoamérica. El fervor de los días previos fue in crescendo y todo el mundo ya tenía entrada. Tímidamente entré a internet donde me enteré que la entrada que quedaba costaba doscientos sesenta mangos. Suficientes para recordar que seguro que Cerati iba a decir gracias totales, iba a arengar al público a hacer pavadas y la verdad, la verdad que a mí Soda Stereo no me gustó nunca.
3 comentarios:
ey,
buenisimo
a mi no se me hubiera ocurrido ir ni por el recuerdo de la emulación del peinado de robert....
yo tambien me acorde y pensé en ir.
pero sospeche de que esta fuese la ultima.
la prox te juro que voy
jajaja, me gustó mucho su rollo sin soda,
la verdá, a esta altura del siglo, prefiero la adultez en solitario de cerati
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