lunes, 3 de septiembre de 2007

el rollo de estar en el horno I



Hace muuchos años supe que estaba de-fi-ni-ti-va-men-te en el horno.
Fue el día en que le confesé a mi madre que ese primer día de trabajo un compañero se había reído -siempre tuve la puta virtud de escuchar con agudeza de perro- porque yo no era lo que todo cupo masculino espera cuando le anuncian que entra a trabajar alguien del cupo femenino.
Ella dudó por unos segundos y trató de consolarme con una frase que de tanto en tanto-cuando está nublado o con sol; voy a conocer gente, a una fiesta o a un lugar nuevo- no me sirve de nada: "Hija, vos sos una chica muy culta E inteligente".
A decir verdad ni la frase ni las supuestas dos virtudes que me adornan (motivo de otros post) me sirvieron ese día para consolarme. Destaco la E porque forma parte de un todo que, de ser cierto el encadenamiento virtuoso, me habría hecho más feliz y ajena a cuanto desafortunado comentario me comí y recuerdo con fecha, hora y sonido ambiental. Más si le sumamos que por corticoides primero, tiroides y ansiedad después, yo rozaba la forma de una sandía con la gracia de un lemur.
De eso han pasado varios años ya.
Hoy no soy una sandía pero tampoco una gacela y cada día por medio (cada medio día mejor dicho) me arremete la vergüencita de que las ojeras y mi todo me antecedan.
De todos modos, tengo una certeza: sí es cierto. Ando con el rollo a cuestas. Un rollo existencial si nos ponemos ampulosos. Pero que por suerte no me ha robado las ganas de pataperrear y de ver qué otras cosas puedo vivir. A los tumbos es cierto. Pero vivir al fin.

2 comentarios:

Cloe dijo...

¿y quién le dijo que los lemures no tienen lo suyo?
el compañero... ¿era una gacela o un mamut de los tantos que, sin gracia ni virtud alguna, tiene el tupé de exigir -cual pitt- una angelina jolie?

Eugenia dijo...

Oiga, que las ojeras también pueden erotizar...mire qué fuckin rollo el suyo....