Qué rollo la certeza de que esto no es Hollywood

Subís al bondi y se te dobla por enésima vez el tobillo: claro, esta mañana te pusiste las sandalias de plataformas que tienen vida propia... y esta vez sí que queda doliendo el maldito (cancelás la que se perfilaba como única alegría del día: el partido de la tarde). Te las aguantás y te aguantás un día de mierda en el yugo. Luego volvés y tironeás por enésima vez con tu ex por el mismo enésimo tema de diferendo. Salís a la calle, encontrás a un novio que a veces te ignora, y otras te lo hace saber (hoy es una de las veces en que quiere dejar constancia de que te va a seguir ignorando). Llamás a un amigo con el que tenés otras intenciones y muy cortésmente acepta tu invitación al cine: eso sí, te avisa que irá con "su chica", así de paso la conocés... Eso te propone el muy boludo (ergo, cancelás el cine, porque justo tuviste un "contratiempo"). Colgás el teléfono y te reís, fuerte. No llorás porque esto no es el síndrome pre-menstrual. Esto es la más rabiosa realidad y hasta aquí bien podría ser, incluso, la intro de una historia de éstas adocenadas de Hollywood (¿la prota? creo que el perfil lo da Lindsay Lohan).

En este punto del desaguisado cotidiano, el guión de Hollywood daría un vuelco para que la desafortunada chica pase al frente en todos los rubros. A saber: el guionista haría que la torpe desgraciada cambie de trabajo por el que siempre soñó o que componga la canción más bella y más pegadora de todos los tiempos; o que escriba el libro que luego adornará todas las vidrieras en Navidad; que en el mismo momento en que baja de un taxi, chapotea como bestia en un charco y se rompe el tacón del zapato, el que la ayude a levantarse sea el más sensible y más guapo de los hombres del mundo; a continuación, ambos se enamorarían con la misma colorida intensidad, con Coldplay de fondo, y comerían las perdices acarameladas esta misma noche en el resto más chic de la ciudad. Y así, así... le he dejado abonado el camino al rollo de la sensibilidad (susceptible sensibilidad), que don Cupo -el masculino, no Cupido- nos tiene prometido para este blog.